Somos el suspiro
soy lo que fue de un cantar de cosas sin sentido
y fui expulsado y tomado de la sal
para cubrir las paredes del perdón
con un puñado de razón.
No queda mucho ya
en las esquinas quedan los gracias
quedan los consternados rastros de calor
que siguen dejando la huella
de nueva vida.
Y no queda manera de detener
el tren de las vivencias
así como lo quieras entender
los recuerdos siempre corren
más rápido que la conciencia
y el corazón siempre sabrá
lo que fue.
Tomando miles de litros
de un mar de ideas
resurgen las huellas de un paso
por el cual nunca llueve igual.
Lo más grande se vuelve propio
y lo propio veleidad,
los sueños imposibles
que sin querer alcanzas
perdiendo la cuenta
se vuelven el rastro
de la promesa de un adiós.