Cuando quiero mirar hacia atrás
me convierto en la marioneta suicida de la soledad
en el único pez que muere de sed
en la flecha con una interrogante
en un pluma sobre un corazón errante
con un horizonte que se diluye
entre delgadas fronteras.
Ciertamente cabe en un puñado
la muerte de mis sonrisas
caben en el calendario
las vueltas que da mi piel,
mis sábanas se diluyen
prediciendo la fuga del calor.
El sol vuelve sobre la mejor decisión
la pupila de los ojos tiritan
entre la oscuridad
y el deseo de mi piel al mar
cubriendo de a pocos los nombres
con arena, con espuma
con el mismo aroma
de la soledad.
La tristeza se va con mi respiración
mientras la desilusión canta entre las hojas
quiere morir en un soplido el dolor
y volvía a seguir el mismo camino
tan fresco y a la vez, tan tan frío
a pesar de correr
fuera del dolor
cada vez más frío en mi rostro
en mis sueños
solo las gotas en mi rostro
las gotas frías en mi rostro.
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