Nuestros errores se escriben con las uñas
en los cristales del paisaje dividido
por que nuestros colores traen dolor
y tu sonrisa se ve tan cierta
que se parece al amanecer
de los sueños que padecen de amnesia.
Que minuto se robó los rayos de la tarde
entre aquellas veredas y la esquina,
que viento incógnito y onomatopéyico
se llevó aquellos pasos desesperados.
Donde se fue la voz inmune
que aplacaba el ruido
que fue de ese día que no acababa
sino con nosotros
y que llego a tejer el génesis
con giros de la piel del armagedón.
Donde están las estrellas
hechas rocío en tus mejillas
y que hoy son solo silencio
entre los epitafios de la fe.
Duermen tus versos en silencio
junto con algunas sonrisas
que conserva aún la melancolía,
duerme azul el universo
sabiendo que la canción
que late en este pecho
aún, es mía.
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