No queda pétalo de margarita
después de dejar decidir al viento
el diente de león simplemente se fue
sin el perdón del otoño.
Cada día camina entre mi piel
las líneas de tiempo lisas
los trazos fuertes de las caricias
la inclinación impertinente
de los mejores gestos
esculpidos en el alma.
Me miro al espejo,
a veces digo que no aprendo,
froto mis manos contra el frío
no quiero morir en mi sangre
no quiero ser aquel resoplido,
y retrato mis aciertos
cuando la melancolía olvida el olvido.
Me caigo a la luz y pienso
la peor parte de encontrarse enamorado
suele ser que te encuentren;
entre la sonrisa desnuda
y el egoísmo que despierta lo que no eres.No quiero saber más
quiero sonreír, quiero regresar del pasado
palpitar con calor mientras escribo
que el adiós se haga niebla
y que los recuerdos dejen de tener personas.
Quiero acompañarme a estar acompañado
dar la vida por una canción
dejar mis nervios al viento, libres
escuchar la risa de la luz
borrar las palabras que dije de más
y dejar palabras escondidas
en los asientos vacíos del recuerdo.
Al final no hay desilusión
solo un atardecer
a cualquier hora del día
solo levantarse con un suspiro
y llevar a casa los pasos perdidos.
No existe gloria en el adiós,
sino en la ausencia
y no existe ausencia sin una sombra
que deja su cuerpo al sol
con suerte o sin ella
siempre comienza por uno
donde una vez fueron dos.
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